¿Fin de ciclo?, no, no creo. Lo de ayer del Barça para empezar no fue una derrota, fue una victoria, quiero decir que ganó el partido (o-1). Cierto es que fue eliminado pero objetivamente, la eliminatoria fue un empate (2-2) y el Sevilla pasó por el valor doble de los goles, y eso que el Barcelona solo se prestó a jugar medio tiempo (en toda la eliminatoria), como sobrado, como el niño que espera hasta el último minuto para hacer sus deberes, porque sabe que le dará tiempo y el profesor no lo sabrá.
Pero a lo que íbamos, hoy en la Barcelona de las seis copas se han levantado con un poco de resaca, pero de la que te duele la cabeza, no de la dulce resaca de ¡vaya noche! (como estaban acostumbrados). Tienen flotando en el ambiente esa sensación de que ya no son invencibles, como el superhéroe que pierde los poderes. Se dieron cuenta de que eso de dejar los deberes para el final no siempre funciona, digamos que es el niño de antes cuando suspende. Y a su vez vieron como las ayudas arbitrales esta vez no pudieron tumbar al otro equipo. Todas estas sensaciones juntas en la mente del culé, solo se focalizan en un pensamiento "¿no volveremos a ganar?". Bueno, no creo yo que sea así, desde mi conocido madridismo transmito un mensaje (y que conste que me alegré y me quité un peso de encima, porque dos años seguidos ganándolo todo no lo hubiera soportado mi delicado estomago). Mi mensaje es el siguiente, los barcelonistas pueden estar preocupados por lo de ayer, pero a su vez, sería bueno que pensaran que no todo fue malo (sin dejarse llevar por la euforia que he visto en los periódicos), llegarán triunfos y deben confiar en su gente (esos jugadores que aman la camiseta, el espíritu y el corazón del club) y su entrenador, tienen crédito. Este Superman puede durar muchos años si logra evitar la criptonita de la crítica vanal y forofista.
Si os interesa mi visión desde Madrid, como madridista te lo resumiré en una palabra: ¡Podemos!
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