En este tiempo de esplendor en el deporte nacional, en el que tan acostumbrados estamos al éxito y los records, el fútbol vino a sumarse a las gestas conseguidas por otros deportes. Quizás por tener tanta relevancia, hoy no valoremos hechos que en otra época hubieran sido más jaleados, pero con su gol del otro día Raúl consiguió su diana número 71 entre Liga de Campeones (69) y UEFA (2), lo que le aupa al número 1 del ránking de los goleadores europeos, por delante del gran "torpedo" Müller.
De sobra es conocido por todos que en los últimos tiempos su nivel había descendido respecto a otras épocas, tampoco es un secreto que yo piense que hizo bien en salir del Madrid, por él y por el club. A las pruebas me remito, ha sabido reencontrarse no acomodandose en un retiro de sol y playa, marca goles, se siente importante para el equipo y por supuesto juega la Champions, su competición.
Mestalla, en esa moda tan arraigada en España que es el antimadridismo, recibió a Raúl con pitos, como si de un vil enemigo se tratara, algo se esperaría él pues cuajo una actuación perfecta, lucha, presión y presencia en ataque, culminada con ese gol que enmudeció Mestalla y a parte de España. Esta gesta habría bastado para que en cualquier campo inglés se parara todo, el público se levantara y aplaudiera al que para muchos es el mejor futbolista español de la Historia.
Enorgullece ver como a los héroes del pasado verano (a casi todos), se les aplaude y vitorea en los campos (hasta en los enemigos más acérrimos); y da pena ver como el recuerdo de un grande se esfuma en la memoria, perviviendo en el recuerdo de algunos nostálgicos. Insisto, con el tiempo, se valorará más todo lo que hizo, hoy solo es el recuerdo de una noche, para mi el 7 ya es eterno.